La voz de las jaimas
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La jaima se viste de colores,
la música llena de nostalgias
y la voz de los niños completa
el vibrar de la noche callada.
Un bidón con redobles sonoros
sustituye al tambor en la jaima,
y le imprime su ritmo una niña
que sonríe con dulce mirada.
Y las manos resuenan alegres
con la henna llenando las palmas
y el ezgarit estalla vibrante
con la fuerza de siglos que hablan.
El color de las melfhas flotando,
en mis ojos reflejan la calma
de una paz que se esconde mimosa
entre gentes que esperan y cantan.
Y resuena una voz que electriza
con la fuerza del viento en la jaima
y me pone la piel de gallina
sin siquiera entender sus palabras.
Es la voz de una amiga que llora
con un canto que el alma desgarra,
el dolor de su pueblo que sufre
por la tierra que un día dejaran.
Una voz que acaricia el sentido,
una voz que se clava y traspasa
cual puñal afilado la mente,
y te acerca al calor de las jaimas.
Las manos se levantan al cielo
la victoria en sus dedos, proclama
que la lucha prosigue, y que un día
vencerán en su lucha sagrada.
Acelera el bidón sus redobles
y las voces más fuerte se alzan
y después el silencio se extiende
y después el silencio se extiende
mientras canta Nayin su Plegaria.
De mí libro: Sáhara: ¡Por un sueño de libertad
